"-Qué boca tan grandes tienes, abuelita-
-Es para explicarse mejor-"
No lo dijo el lobo, disfrazado de abuelita, pero bien podría haberle servido para que la ingenua Caperucita se diera cuenta de lo que estaba por suceder.
La explicación, también llamada exposición, forma parte del
repertorio textual. Como característica suprema, los textos explicativos
(científicos, de divulgación científica, instructivos, entre otros) poseen la
objetividad en oposición a su archienemiga, la subjetividad, reina absoluta y
absolutista de la argumentación. Todos sabemos qué es explicar, el problema
surge cuando lo tenemos que hacer por escrito, puesto que la claridad es otra
de sus virtudes.
Sin dilatar el tema, la cuestión es que existen algunos
recursos que colaboran con el fin de una exposición: aportar datos o determinar
procesos -con sus causas y consecuencias- de forma clara, para que quien no conoce
del tema, lo entienda, y además, objetivamente pues a nadie le importa nuestra
opinión al respecto.
Hoy nos dedicaremos a hablar de dos recursos explicativos
básicos: la ejemplificación y la definición.
El recurso de la definición consiste en introducir, como su nombre lo indica, definiciones de aquellos datos que se nombran en el texto y que son funcionales al resto de la explicación. Parece tonto, sin embargo, muchas veces existen distintas definiciones sobre algo, y nuestro lector debe saber qué entendemos nosotros por X.
Miremos este fragmento:
Acá, el autor, escribe acerca de la narración. Y, por si no se sabe, marca la diferencia entre un cuento y una novela, definiendo al primero.
La ejemplificación consiste básicamente en mencionar casos
concretos acerca de lo que se esté hablando. Esto servirá para que el lector se
pueda hacer una idea mental ya que puede ser que conozca los casos nombrados
pero que no los identifique como tal. Veamos:
En este caso, se marcan ejemplos de textos que se incluyen en la categoría de "narrativos".
Saber explicarse, ya
sea por escrito u oralmente, puede no ser una tarea tan compleja si se tienen en
cuenta algunos tips. Pero también puede transformarse en un terreno pantanoso si no se guía al lector adecuadamente y de forma ordenada.
Próximamente, se abordarán
otros recursos, quizá con un grado mayor de complicación, pero que son
realmente valiosos al momento de encarar con éxito una exposición.